Buceando
en lo interesante del curso virtual El maestro integrador, reflexiones sobre una práctica en permanente construcción, me sigo preguntando sobre el motivo por
el cual cada vez que me convocan, para realizar un curso de estas
características, o me encuentro recorriendo la web en su búsqueda, siempre me cuestiono mi labor, y trato de
encontrar respuestas que no siempre son
respondidas.
Tal
vez en este caso sí me di cuenta que la respuesta no está en el curso que pueda
realizar, que los interrogantes van a seguir surgiendo, que las dudas seguirán
estando presentes, y que de mí dependerán muchas veces encontrar las
respuestas. Tal vez sí encuentre nuevas
herramientas, otras experiencias enriquecedoras, que me permitan ir elaborando
nuevas estrategias para poder ejercer la tarea. Tarea que muchas veces genera
sentimientos encontrados, por momentos placenteros, en otros rutinarios, pero
nunca deja de tener el compromiso y la responsabilidad, que merece esta labor.
En
mi caso personal, trabajo con niños con Síndrome de Down, cuyas posibilidades
difieren entre sí, como las tuyasdelas las mías. Algunos con posibilidades de
obtener logros, y ¡qué placer que da cuando los alcanzan!, otros sin embargo
sus posibilidades son acotadas.
La Declaración Universal
sobre la
Diversidad Cultural UNESCO 2001 dice: Con el ingreso de alumnos con NEE
a la escuela común se ha planteado la necesidad que el sistema formal respete
las diferencias de cada uno y atienda a las particularidades de cada sujeto.
Me
pregunto si al integrar a un niño se atienden sus particularidades. Tal vez a
pesar del curso continúan estos interrogantes o tal vez sea cuestión de esperar
(aunque considero que para todo hay un tiempo), como se espera a la semilla del
Bambú Japonés:
…Hay
algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto
para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla
constantemente.
Durante
los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la
semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador
inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin
embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta
de bambú crece ¡más de 30
metros!
¿Tardó
solo seis semanas crecer?.
No.
La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante
los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un
complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a
tener después de siete años…
¿Cuál es el límite que nos indica que el
riego y el abono ya no resultan o que la fertilidad de la semilla es limitada?
*Sonia
Albertín
Psicopedagoga
Participante de la 1º cohorte del curso virtual
El maestro Integrador, coordinado por la Lic. Susana Riva
Organizado por Encuentro Virtual Psicopedagógico
CURSO VIRTUAL
INSCRIPCION ABIERTA 2015
A los interesados en sumarse al curso los invitamos a completar el
FORMULARIO DE INSCRIPCIÓN (accediendo al link)
Por mas consultas podrán escribirnos a info@encuentrovirtualpsp.com.ar
2 comentarios:
Hola quería saber si hay alguna psicopedagoga para hacerle una consulta sobre en tema personal
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